Al menos cuatro informes técnicos
Universidad de Zaragoza, Universidad Autónoma de Barcelona, Instituto Geotécnico y
Minero y Civiltec (ingenieros consultores)-, han advertido que la construcción del
embalse podría desencadenar una tragedia de consecuencias incalculables. Uno de ellos, firmado por Antonio Casas Sainz, doctor en Geología y profesor del Area de Geodinámica de la Universidad de Zaragoza, concluye que, a tenor de los deslizamientos activos de las laderas del Esera y la historia sismográfica de la zona, "no es algo improbable ni una catástrofe natural imprevisible, que un talud se precipitara sobre la presa. |
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Los materiales caídos crearían una ola gigante que anegaría las poblaciones que encontrara a su paso y pondría en peligro la propia estabilidad del dique. |
No sería la primera vez que un fenómeno similar se produjera en la zona. El 31 de octubre de 1907 el periódico El Ribagorzano informaba lo siguiente: "Pasado el túnel de Santaliestra en la carretera de Graus a la frontera, se ha desplomado el monte, habiendo interceptado la carretera en más de 200 metros de longitud e interrumpió el curso del Esera hasta que el ímpetu de las aguas se abrió cauce". | |
En Italia, el efecto ola fue el causante de la muerte de 2.600 personas en 1963, cuando una ladera se desplomó sobre el embalse de Vaiont, levantó una pared de agua de más de 70 metros de altura y borró del mapa Longarone, Pirago, Villanova y Rivalta. La misma conclusión resulta del informe elaborado por el actual director de Ingeniería Geoambiental del Instituto Geotécnico y Minero, Francisco Javier Ayala, autor de un Manual de Taludes manejado por todos los especialistas en la materia: "El nivel de riesgo existente, en hipótesis sesgadas hacia el lado más optimista, es cercano a 2.000 veces más del admisible sin actuaciones en las laderas, y más de 15 veces mayor del admisible en la hipótesis de la Mejor Tecnología de Estabilización Disponible combinadas con el más sofisticado sistema de vigilancia y aviso en tiempo real. |